miércoles, 6 de mayo de 2009

Verbos transitivos e intransitivos

Los verbos transitivos necesitan un complemento (CD) para poder entender el enunciado.
Los verbos transitivos son aquellos que exigen la presencia de un objeto directo (también llamado "complemento directo") para tener un significado completo; esto es, que se refieren a acciones que transitan desde el actor al objeto (véase
transitividad). Un ejemplo de esta categoría es:
"He conseguido dos entradas para la ópera".
Aquí, el grupo compuesto por "dos entradas para la ópera" representa el objeto directo. La construcción "He conseguido..." no tiene sentido por sí misma, y requiere que se aporte información sobre lo que se consigue. Por regla general, los verbos transitivos son de la forma "alguien hace algo a algo".
Los intransitivos no necesitan CD Los intransitivos, por el contrario, no requieren de la presencia de un objeto directo que determine al verbo. Un ejemplo es el verbo delinquir, por ejemplo, la oración
"Jaime delinque."
Se trata de un verbo intransitivo, ya que no requiere especificar un objeto directo. Por otro lado, el concepto de "delinquir algo" no tiene sentido en español.
En el uso lingüístico los verbos no son en sí mismos transitivos o intransitivos, sino que se denominan así según su uso. Es posible tanto usar verbos intransitivos como transitivos, por ejemplo en:
"Pedro canta una ópera."
como expresar verbos transitivos sin la presencia de un objeto directo, por ejemplo en:
"Déjaselo al técnico, que él seguro entiende."
Son pocos los verbos intransitivos en el castellano al compararlo con idiomas con fuerte división entre verbos transitivos e intransitivos. En general, el castellano dispone de la forma autorreflexiva se para denotar intransitividad, como por ejemplo, "se rompió", "se ha muerto", "se caerá", etc.

Verbos regulares e irregulares [editar]
Los
verbos irregulares son aquellos que poseen conjugaciones particulares para los llamados "tiempos verbales primitivos" o simplemente "tiempos primitivos" que son el presente del modo indicativo ("Yo quepo"), el pretérito perfecto simple del indicativo ("Yo cupe") y el futuro simple del mismo modo ("Yo cabré").
Como en el ejemplo recién dado, es posible determinar si un verbo es o no irregular conjugándolo en esos tres tiempos y viendo si se atiene a las reglas de conjugación a las que se adaptan los demás verbos.
La irregularidad de un verbo simple cualquiera se mantiene en la conjugación de los verbos que de él se deriven:
Hacer: deshacer, satisfacer, rehacer, etc.
Poner: componer, descomponer, yuxtaponer, etc.
Este principio, sin embargo, posee algunas excepciones. La más común es la que se aprecia en los derivados del verbo "decir" ("maldecir" y "bendecir"), que en el futuro del modo indicativo no se conjugan como "maldiré" y "bendiré" (que es lo que se supondría según la regla) sino "maldeciré" y "bendeciré".
Los verbos regulares son, por el contrario, aquellos que se atienen estrechamente a los paradigmas o modelos de
conjugación más usados en la lengua. En español hay tres de esos paradigmas: la primera conjugación, cuyos infinitivos terminan en -ar; la segunda, en la que terminan en -er y la tercera, en la que terminan en -ir. Dentro de la conjugación regular puede considerarse también una conjugación extendida por medio de perífrasis verbales que señalan distintos tipos de aspecto y modo verbal.

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